martes, 18 de octubre de 2016

Su Evolucion



INICIOS DEL TROMBÓN
Los primeros antecesores de los instrumentos de metal son las ramas huecas, las caracolas y el cuerno o hueso vaciado de un animal. 
El trombón y la trompeta, por ejemplo, tienen más de barra hueca, y la trompa, más de cuerno de animal o caracola. Un buen ejemplo de este tipo de instrumentos ancestrales y que ha conservado su forma original hasta nuestros días es el didgeridoo de los aborígenes australianos, que se supone que tiene hasta 40.000 años de existencia. Pero la buccina romana es quizás el antecesor más cercano a nuestro trombón actual, ya que se cree que deriva de esta en cuanto a timbre y tesitura.

EL TROMBÓN EN EL RENACIMIENTO Y EL BARROCO.
Llegados así al Renacimiento, que abarca aproximadamente los S. XV y XVI, nos encontramos ante un repertorio trombonístico (o para sacabuche) que a la hora de ser interpretado se tendrán en cuenta varios factores clave, como son: 
• Se busca un equilibrio entre las voces, dando a todas la misma importancia.
• Nos encontramos ante melodías sencillas, estructuradas según la respiración humana. 
• El instrumentista no obedecía a la partitura, sino que improvisaba a su gusto.
• No había indicaciones específicas como sucedería en épocas posteriores en lo referente al tempo, articulaciones o dinámicas.
• La ejecución instrumental ha de seguir la línea expresiva de la melodía, con unas emisiones y sonoridad más suaves que las habituales, más propias del sacabuche. Algunos de los compositores que escribieron música para Sacabuche fueron, por ejemplo, Alessandro Striggio, Orlando Di Lasso o Giovanni Pierluigi Palestrina. Otros compositores fueron los franceses Guillaume Dufay, con composiciones como “La messe de L’homme Armé”, o Pierre Fontaine, que utilizaría al sacabuche bajo la denominación de “trompeta baja”. Pero la ciudad que acogió con mayor énfasis el trombón fue Venecia, contribuyendo especialmente la denominada “escuela veneciana”, en la que destacaban Andrea Grabielli y su sobrino Giovanni Grabielli, quienes harían de puente entre el Renacimiento y Barroco en lo que a la música para sacabuche se refiere. 
Así, una de las principales funciones del sacabuche en el Renacimiento y también en el Barroco musical, sería la de duplicar las partes del coro en la música sacra. Además, se conservan multitud de composiciones para sacabuche contralto, tenor y bajo en muy distintas formaciones, que van desde las sonatas escritas por Daniel Speer (1636-1707), la música de Henry Purcell (1659-1695) o Heinrich Schütz (1585-1672), hasta varios coros antifonales de la Venecia del siglo XVII, tras las “Symphoniae Sacrae” (1597) de Giovanni Gabrielli. En cualquier caso convendría subrayar que el Barroco abarca compositores tan dispares entre sí como Lully, Monterverdi, Carissimi, Händel o Bach. Decir que Bach empleó el sacabuche en muchas de sus composiciones, especialmente en sus cantatas para reforzar las voces, pero nunca le asignó un solo, cosa que hizo con casi todos los demás instrumentos. A la hora de interpretar este tipo de música debemos tener en cuenta: • El instrumento sigue siendo el sacabuche, por lo que aplicamos principios interpretativos similares al Renacimiento. 
• Amplitud dinámica reducida. Al contrario que pasará en el Romanticismo, no debemos hacer los fortes fortissimo ni los pianos pianissimo. 
• Van a ir apareciendo progresivamente indicaciones agógicas.

EL TROMBÓN EN EL CLASICISMO.
Tras un Renacimiento tardío y un Barroco de esplendor para el trombón o sacabuche, nos encontramos con un siglo XVIII oscuro para el mismo. En esta época, conocida como Clasicismo musical, los compositores dejan de contar con el trombón, el cual se mantendría únicamente gracias a los vestigios del siglo anterior y a su uso continuado en la zona de la actual Austria y su área de influencia, así como gracias a la rama Morava del protestantismo de Centro Europa, con un uso habitual de coro de trombones dentro de su culto desde el pre-clasicismo. Así, a partir de finales del s. XVII y gran parte del XVIII el trombón entra en decadencia y es muy difícil encontrar composiciones originales en lo que se refiere a repertorio de cámara o solista, a excepción de algunos conciertos para trombón alto como el “Concierto de Mib Mayor” de Gerg Cristoph Wagenseil y el “Concierto en Sib Mayor” de Johann George Albrechtsberger. También es muy conocido e interpretado el “Concierto en Re M” de Leopold Mozart, también llamado “Serenata en Re M”, que cuenta con numerosos movimientos para ser interpretados por diversos instrumentos. De toda la serie de movimientos se extrajeron tres, los cuales forman esta serenata. También es muy interpretado el “Concierto en Re M” de Michael Haydn. En cuanto al uso orquestal del sacabuche en el Clasicismo, se ciñe al ámbito de la Ópera (“Don Juan” o “La Flauta Mágica” de Mozart) y a la música sacra (en oratorios como “La Creación” de Haydn, misas como la “Missa Solemnis” de Mozart o su “Requiem”, y que incluye uno de los solos más importantes escritos para trombón). A partir de este periodo y hasta mediados del s. XIX, se impondría el llamado trío clásico (alto, tenor, bajo), construyéndose el alto en mib, el tenor en sib y el bajo en mib. Este es un aspecto de vital importancia a la hora de trabajar este tipo de repertorio, ya que determinará la sonoridad que debemos buscar en la interpretación. 
Por otro lado, Beethoven (1770-1827) representa el tránsito entre el Clasicismo y el Romanticismo y con él, el renacer del trombón. Destacará al trombón en el Finale de su “5º Sinfonía” (aun dentro del trío clásico), considerada la primera en introducir los trombones en esta forma musical. También, dentro de la “6º Sinfonía” escribe para 2 trombones (alto y tenor) la “Obertura Fidelio”, que es la primera vez que se escribe para 2 tenores y un bajo. En su “9º Sinfonía”, en la que vuelve al trío clásico, incluye un solo de trombón bajo acompañando a las voces graves del coro. Por otro lado, destaca especialmente su composición “Los Tres Equali”, para cuatro trombones.

EL TROMBÓN EN EL ROMANTICISMO Y POST-ROMANTICISMO.
Aproximadamente, el Romanticismo abarcaría desde 1800 a 1890, y el Post-Romanticismo desde 1890 a 1914, adentrándose el Impresionismo algunos años más en el s. XX. En cualquier caso, debemos de tener en cuenta que estas son fechas siempre aproximadas, ya que resulta imposible fijar una barrera en el tiempo. La sección de trombones y su repertorio orquestal llegará a su esplendor (ya bajo la formación actual de 2 tenores y un bajo) con el compositor francés Hector Berlioz (1803-1869), que sentaría las bases en lo que al uso del trombón se refiere para compositores posteriores. En este tipo de repertorio, en la escritura para trombón observamos: 
• Extensión de los registros. 
• Ampliación de los matices. 
• Aparecen cambios en el tempo (accel., rit., etc.), que en muchos casos van implícitos en el discurso musical. 
• Se utilizan la ligadura y los reguladores como marcadores del fraseo. 
• Notación expresa del volumen, articulación, fraseo, velocidad y carácter. 
• Utilización de diferentes articulaciones y acentos. 
• Desarrollo y explotación de la flexibilidad. 
• Se empiezan a utilizar ciertos efectos sonoros con el uso de sordinas. 
En lo referente al repertorio para trombón y piano, este sigue siendo muy escaso, a excepción de algunas obras como las “Romanzas” de Axel Jorgensen y Carl María von Weber o el “Salve María” de Saverio Mercadante, que es una canción sacra original para trombón. En lo referente al trombón como solista, destacan autores como Ernest Sachse, Friedebald Grafe (con sus “Conciertos para trombón y orquesta”) o Jules Demersseman. También Rimsky-Korsakov escribió su “Concierto para trombón y banda” en 1878, pero sin duda, el más importante de la época dentro del repertorio trombonístico, es el “Concierto en Mi b M”, Op. 4, de Ferdinand David. 

EL TROMBÓN EN EL SIGLO XX Y LA ACTUALIDAD
Resultado de imagen para trombones Parafraseando a Arnold Schonberg, y aunque es cierto que algunos compositores como Richard Strauss (1864-1949) o Jean Sibelius (1865-1957) preservaron la estética post-romántica, se puede afirmar que “la música del s. XX difiere de todo lo que le ha precedido. Es una música que pretende expresar algo que todavía no ha sido expresado”. En resumen, se puede decir que es un periodo que destaca por su gran variedad estilística y donde predomina la propia personalidad del autor. Nos encontramos ante un periodo en el que se dan o se han dado variadas corrientes compositivas que van desde la música expresionista, electrónica, concreta (con sonidos de la vida real), Dodecafonismo de Schonberg, la incorporación del lenguaje del jazz fundamentalmente de compositores americanos como Leonard Bernstein, Aaron Copland o Gershwim, así como la incorporación de los ritmos latinoamericanos de la mano de compositores como el mexicano Silvestre Revueltas, o el argentino Alberto Ginastera. Los principales recursos utilizados en la escritura instrumental para trombón en este periodo son:
• Flatterzunge.
• Glissando.
• Oscilaciones del sonido.
• Multifónicos.
• Simulación de todo tipo de ruidos (golpes con la boquilla, imitación de maquinas, etc.).
• Cantar dentro del trombón.
• Utilización de gran variedad de sordinas: straight, harmon, cup mute, etc. y diferentes materiales y que dan distintos colores sonoros: plástico, aluminio o cartón.
• Respiración circular.
• Combinación de elementos musicales y teatrales.
• Utilización extrema del registro, así como dinámicas o la velocidad de ejecución o acentos musicales, que se llevan al límite.
• Evolución en la construcción y en los materiales de instrumentos.
• Incorporación plena a la orquesta.
• Interés de los compositores.
• Evolución en el gusto musical del público.
• Demanda de obras por encargo.
• Promoción de cursos, concursos, revistas especializadas, etc.
• El interés de los centros educativos, profesorado y alumnado por abordar el estudio de este tipo de repertorio. Podemos encontrar al trombón en agrupaciones de diversa formación como el ten-piece, brass bands, tríos, cuartetos, quintetos, etc.

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